Todos conocemos el papel decisivo de la oxitocina en el parto y su relación con la eyección de leche materna. Sin embargo, es menos conocida su función en el refuerzo de las relaciones interpersonales o su relación con la monogamia. Estas y otras incógnitas de la neuroquímica fueron desveladas por el biólogo Óscar Gómez Torres, profesor de la Facultad de Ciencia Ambientales y Bioquímica de la Universidad de Castilla-La Mancha, en la primera charla de Ciencia a la carta en un bar. El lugar elegido, Libro Taberna El internacional, en Toledo, donde un centenar de personas se refugiaron al calor del amor en la primera noche de este invierno.

Del amor, del sexo, de sus conexiones y de algunas curiosidades con la oxitocina como protagonista. Saber, por ejemplo, que las ratas hembra sin camada pierden su agresividad hacia las ajenas si van ‘puestas’ de oxitocina. Que los picos de esta hormona liberada durante el orgasmo o la lactancia materna remodelan el cerebro para crear lazos afectivos que, en algunos casos, duran para siempre.

¿Y la monogamia? Los topillos de monte, que son polígamos, presentan muy bajos niveles de receptor de oxitocina en las áreas cerebrales relacionadas con el refuerzo y la recompensa. Y los humanos, ¿somos de monte o de pradera? La comunidad científica no ha concluido al respecto.

Como colofón, un mensaje para quienes confían las bases de la seducción a los perfumes y otros productos que supuestamente contienen feromonas u oxitocina.  Están mucho más cerca de la ficción que de la ciencia, son un fraude y generalmente una decepción, salvo que el placebo haga su magia y quién sabe…